sábado, 20 de febrero de 2010

La mediocreidad


Esta vida siempre nos facilitará la oportunidad de comprender él porque de la forma de actuar de los demás.
Aquellos que han estudiado psicología tendrán una convicción de que el individuo desarrolla actitudes en función de no se que variables que rodean a su vida y así puedan llegar a establecer relaciones entre los modelos de comportamiento de las personas y ciertas cuestiones que han rodeado o golpeado la vida y la mente del paciente al que están analizando.

Lo que si se, a pesar de no haber estudiado psicología es que las personas por lo general se mueven impulsivamente (más o menos) en función de una condición química de su mente, y que para cada uno de nosotros la ecuación es diferente.

Existen personas que se aventuran a juzgar a otras simplemente por ver el resultado de una ecuación sin advertir que variables y como están ordenadas en la formula matemática de la otra persona.
Sería fácil aventuararse a decir que nuestro modelo matemático de pensamiento debería ser igual que el de los demás, pero eso no es cierto: No nos movemos por los mismos intereses, no pensamos de la misma manera, ni tenemos el mismo conocimiento de las cosas y tampoco tenemos el mismo grado de lucidez o inteligencia...

Hace ya años que me ha tocado convivir en el mismo entorno con un verdadero "as de bastos". Para mi el "As de bastos" lo asocio a una persona que va dando palos de ciego en la vida, que solamente obedece a sus superiores sin más conocimiento de causa, que es bruto en sus maneras y que no sabe comportarse porque cada vez que habla lo hace golpeando a diestro y siniestro.

Me acabe enterando que un día me había definido como una persona mediocre, supongo que sus motivos tendría, y que en su propia ecuación matemática el resultado de alguna acción mía, lo había llevado a considerar que identificaba dicho atributo en mi.

Desde ese día he intentado analizar y repasar, sin variar mis hábitos de conducta, si existen comportamientos mediocres en mi vida, y tengo que decir que salvo alguna excepción me encuentro a salvo de dicha enfermedad.

En este tiempo, el análisis me ha permitido así mismo variar mi modelo de juicio hacia los demás y ser más abierto en mis consideraciones, no dejando ni dando por hecho las cosas y reconociendo que en muchos comportamientos influye y mucho el grado de estrés o presión, que algunas personas no saben soportar.


A pesar de ello ¡cuidado con el "As de bastos"! no sabe si da o espanta, y se supone que debería de ser él: el que tranquilizase, el que moderase el discurso ...

N.B Este no sirve ni para una treinta y una

1 comentario:

  1. Cuando me preguntaste que si sabía quien era el As de bastos, todavía no había leido esta parte. Sin embargo te dí mi respuesta y tu te reiste.

    Estoy de acuerdo contigo, pero por desgracia no solo existe el mus. Además de conocer varios juegos distintos, y de tener la baraja más que trucada, tienen información privilegiada por lo que o eres muy habil o el día que menos te lo esperes te caerá un palo en mitad de la cabeza.
    Lo importante ahora es "aprecia"r lo que tienes.

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