martes, 26 de enero de 2010

Todos mis hermanos


Hace poco leí la bibliografía de Pep Guardiola y me quede impresionado por la humanidad de la persona y de su especial relación con Manel Estiarte, el ahora relaciones públicas del Barca.

Ayer comencé a leer su libro, "Todos mis hermanos" y constate ya en el prologo escrito por Pep, el grado de amistad que les une. Adentrándome en el libro y en sus dos primeros capítulos lo comprendí. Manel es sin duda una gran persona y sabe de deporte, de lo bueno y de lo malo y de los hábitos que lo dignifican y de los que lo pueden hacer deplorar.

A mi el deporte me encanta, he disfrutado practicando futbol, baloncesto, voleibol, balonmano, tenis, frontenis, ping-pong, atletismo, ciclismo, natación. Nadie que haya competido conmigo puede decir que se me daba mal alguno, más bien se podría decir que me adapté siempre bien a todos y en ninguno de manera especial destaque.

Lo que si comprendí era la importancia del equipo, del respeto entre sus miembros, de dar la cara y de dar el máximo jugando. De respetar al oponente y de hacerse respetar, de infundir miedo cuando era necesario y de no bajar la cabeza nunca, aún perdiendo de mucho en el tanteo, eso nunca.

Siempre he sido competitivo, lo sigo siendo, soy como diría alguno, un potencial competidor al que no le gusta perder ni a las canicas, de hecho a eso también ganaba. Eso en ocasiones me ha jugado malas pasadas, mi amor propio y perder, sobre todo cuando era pequeño, me ha hecho en ocasiones sentirme impotente ante la derrota y llorar por ello. Pero he de reconocer que eso me hacia más fuerte y me hacia proponerme mejorar o juntarme con aquellos que consideraba lo daban todo para ganar, que no con los mejores.

Creo como Manel, que hoy en día el deporte, al menos el que vemos en la tele, esta fuera del orden y de la pureza que reconozco en los momentos en los que fui joven. Hoy los ídolos son mitos y rebosan aires de divinidad, no admiten sus errores y no miran por el equipo, en muchos casos. Se preocupan de premios individuales en un deporte colectivo y eso se transmite a la sociedad. Veneno, puro veneno, un ejemplo el de Cristiano Ronaldo: dijo un interlocutor mio que el día que se acabo la modestia nació él. Un divo del fútbol, que a pesar de fallar un penalty y de que un compañero recoja el rechace del portero, es incapaz de sonreir o acudir a felicitarle, incapaz de reconocer que en los momentos decisivos falla: Penalty en Camp-Nou 2008 en semis de Champios,penalty final de Champions 2008, ocasión al Barca de este año. Pero sobre todo que no aguanta que otros tengan que defenderlo en el límite para pararlo y suelta 2 codazos en solo 12 partidos de competición en liga.

Cuidemos el deporte y aprendamos de Manel, un libro muy interesante.





1 comentario:

  1. jajaja, me encanta el último comentario, Josian en estado puro, te podrá gustar o no, pero siempre de cara y siempre opinando, genio y figura, hasta la sepultura!

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