lunes, 8 de noviembre de 2010

Proactivo us Reactivo


Estoy un poco harto de observar como ciertas personas con cargos y responsabilidad adolecen de soluciones para los efectos no deseados, consecuencia de la mala gestión o simplemente de las variables del contexto económico y social de este país.

Casi todos ellos son muy capaces de hacer una exploración o síntesis de los acontecimientos y de dibujar las posibles causas que nos llevan o nos llevaron a tal o cual cosa o situación, pero sin embargo nadie mete la mano en el fuego para dar su opinión de lo que se debería hacer.

Una acción lleva consecuentemente una reacción para encontrar el equilibrio, pero por más que miro a mi alrededor, las opiniones de unos, las criticas, la poca voluntad de actuación de otros así como la falta de recursos, hace que cualquier problema inicialmente fácil de resolver se enmarañe de tal manera que descifrar la solución se antoja una misión casi imposible.

Consideren ustedes pues que en la actitud de las personas reside la base de la superación y que la aptitud se obtiene a través del sacrificio de escuchar y el tesón por aprender, ya que la fabulosa mente que Dios nos ha concedido a cada persona, permite el desarrollo de ideas suficientes como para generar un sin-fin de soluciones.

Dicho esto y como ya he planteado en otras ocasiones, se podría aseverar que es necesaria una verdadera revolución en el modo de gestionar un país, un municipio, una organización de modo que se penalice por añadir más grasa y se premie por hacer que se desarrolle musculatura en las gestiones.

El cambio pues debe ser condicionado a la capacidad de las personas para en vez de reaccionar, anticiparse y dar soluciones de modo proactivo antes de que el problema o el efecto no deseado aparezca.

Como no estoy inventando nada nuevo, la solución sería adecuar al proceso de pensamiento lo que ya se utiliza en la vida profesional de las empresas para la mejora de procesos o productos (AMFE)




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