domingo, 23 de enero de 2011

La hipocresia del poder


Quien ostenta poder, quien pretende abusar del mismo de forma poco ética, quien se desentiende de la razón cuando pretende explicar a la sociedad el doble sentido de su moral, y además lo hace saltándose la ley, no solo debería de perder sus privilegios, sino que debería ser juzgado social y judicialmente hasta el final.

Esta semana, se han filtrado las últimas noticias relativas al caso Berlusconi: sus velinas, sus bunga-bungas (orgías) y su mal llevada vejez. Un viejo con poder (su imperio esta tasado en más de 9.000 millones de euros), que gasta unos 2,5 millones anuales en sus fiestas privadas, y en las que es ayudado por cargos públicos y del que esta pendiente toda Italia, ya que es su presidente.

Lo que más me desconcierta es que no acepta lo que es, un viejo alterado hormonalmente, que no se le levanta ni con 15 pastillas y que lo único que le provoca un cierto regustillo es ver pasear las manos y cuerpos de hermosas doncellas, por su desnudo y operado cuerpo.

Esta doble vida tiene desconcertada además a toda la estela de poder que ha crecido y que se sustenta con él. La falta de ética llega hasta el Opus Dei. Hasta ahora, el debate lo ha marcado el teólogo afín al Opus Dei Vittorio Messori, asiduo del programa Porta a Porta de Bruno Vespa, que ha dicho en una entrevista publicada en Il Giornale con el vaticanista Andrea Tornielli, de CL, que es "mejor un putero que hace buenas leyes que un notable catolicísimo que promulga normas contrarias a la Iglesia".

Lo más deseado por este decayente político, en su vuelta al gobierno,fue la ley que otorgase inmunidad del primer ministro para ciertas cuestiones, amparándose en que quien ostenta el poder, debe quedar al margen de muchas cosas, mucha más que aquellas leyes necesarias para el desarrollo de su país y el bienestar de sus ciudadanos.

Esta claro que este sujeto ha nacido al menos 2.000 años tarde. En fin hubiese sido el emperador del puterio y de las orgías mastodonticas de la antigua Roma, amparado en el clero de la época, que hubiese justificado sus acciones por su propio interés político, por captación de bienes inmuebles u otras riquezas donadas para sus inexistentes obras sociales.

Los antiguos griegos ya hablaron del aspecto cíclico de los acontecimientos, y eso mismo debió pensar, cual tebeo de Ibañez, el mismo Silvio cuando le golpearon su testa con el mismísimo Duomo o Catedral de Milan. Un claro símbolo de que será la misma iglesia, a través del Papa quién le dará carpetazo al tema, una vez el jefe del poder este fuera del mismo y sus hijos lo declaren demente para apropiarse de su patrimonio.

¡Arrivederci y buena estancia en el infierno a todos los sepulcros blanqueados italianos!

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