El abismo para unos y el desierto para otros

Que pena me da hablar de nuevo de la esta crisis, de lo que supone para aquellos que vivían sobrados y de lo que supone a los que ajustaditos viven ahora su particular via crucis.

Amigos, he llegado a la conclusión de que estamos en el país de los extremos, véase políticos que en vez de servir a la ciudadania se sirven a ellos mismos, de empresarios que ahogan a sus empleados y que deciden cuando borrar del mapa una actividad para

salir indemnes de la justicia y depositar su rukiki(*) en las manos de otra actividad que les volverá a reportar grandes dividendos sin mirar atrás lo que dejan o arrastran.

Como no podía ser de otra manera, nuestro país también acoje a los tramposos de otro extracto de la sociedad, aquellos que prefieren no dar palo al agua y se conforman con inyectarse su rukiki a través de las arcas del estado: el paro, el gorroneo, la ayuda social, "el me declaro insolvente".

Los primeros han sentido debajo de sus pies el abismo, la sensación de vacío en sus estómagos, después de adivinar que habían perdido una buena parte del valor de sus patrimonios, de su fondo de maniobra y de su futuro bienestar; los otros han perdido el trabajo,la dignidad o algo más y están iniciando su particular peregrinación por el duro desierto.

Siento ser drástico pero hay dos palabras que solucionan nuestros problemas, y aquí no me voy a andar con chiquitas: CARCEL para los primeros y HAMBRE para los que se inyectarón a las ayudas sin mostrar un poco de dignidad y lucha por cambiar su situación.

(*) rukiki es "cariñosamente" ... the money, el dinero